Científicos analizaron cómo dos legumbres que se consumen en Chile pueden sobrevivir en suelos con exceso de sal.
Imagine que cada vez que quiere beber agua, solo tiene disponible agua de mar. Una situación así es lo que enfrentan las plantas cuando crecen en suelos salinos, situación que afecta cada vez más a las tierras agrícolas.
En este sentido, los investigadores informaron que las plantas pueden sufrir estrés salino en cualquier ambiente, siempre que la concentración de los iones de la sal supere concentraciones de aproximadamente 50 mM (milimolar), que sería aproximadamente 3 gr de sal en un litro.
3 gramos de sal por litro (50 mM) puede no parecer mucho —es menos de una cucharadita—, pero para las plantas es como si sus raíces bebieran agua mezclada con el líquido de un encurtido.
“Hay ciertas condiciones que permiten suelos más salinos, como aquellos cercanos al agua de mar, y otros donde por efecto de técnicas de fertilización excesivas, permiten la acumulación de estos iones”, ilustra el Dr. José Ortiz, investigador de la Universidad de Concepción.
La respuesta de las legumbres ante el estrés salino
El nuevo estudio reveló que estas dos legumbres, los porotos (Phaseolus vulgaris) y las arvejas (Pisum sativum), tienen estrategias para sobrevivir en condiciones extremas, gracias a ciertas bacterias del suelo que son capaces de fijar nitrógeno atmosférico (N2) (o nitrógeno del aire), siendo el más reconocido el género Rhizobium spp.
“Los rhizobios captan el nitrógeno, el cual en parte es incorporado en los compuestos orgánicos de la planta. La planta lo utiliza como nutriente, permitiéndole crecer en suelos pobres en nitrógeno, y por ende, evitar el uso (excesivo) de fertilizantes”, indica el Dr. Ortiz.
El Dr. Teodoro Coba de la Peña, investigador de CEAZA, agrega que “estas bacterias fijadoras tienen la capacidad de establecer una asociación simbiótica con plantas leguminosas como alfalfa, soja, porotos, lentejas y otras”.
El experimento
Para realizar el análisis, se expusieron ambas plantas a altas dosis de sal (equivalente a 17 gramos por litro de agua) en una simulación del estrés salino.
“Se utilizaron plantas de soja y de arveja, comparando plantas noduladas y no noduladas, y en cada en cada caso comparando plantas estresadas con no estresadas. Los ensayos se realizaron en macetas en cámara de crecimiento”, indicó el investigador.
“Este riego se prolongó por 24 y 72 horas, y el material se cosechó a estos dos tiempos, para su posterior análisis. La novedad de hacer esto, era que si bien existen muchos trabajos donde se ve el efecto de la salinidad en plantas y rhizobios, no se había indagado en el efecto que tiene la presencia de rhizobio a nivel fisiológico en la planta durante la sequía, ni de cómo la respiración mitocondrial influiría en esta respuesta”, agrega el Dr. Ortiz.
La arveja aguanta inicialmente, pero a las 72 horas su capacidad de fijar nitrógeno colapsa. El poroto, en cambio, sacrifica parte de su producción de nitrógeno pero activa un sistema antioxidante para protegerse.
“Ambas especies de leguminosas son de uso agronómico, y en general el nivel de respuesta al estrés salino que observamos sugiere que, en condiciones de campo, podrían tener una mayor tolerancia a la sequía que otras variedades, lo que permitirá su crecimiento en condiciones más áridas por ejemplo, o en suelos de menor calidad”, concluye el investigador.