Columna de opinión, Dr. Jorge Manuel Genoud, Médico Veterinario, asesor Veterinario (equinos) de la Sociedad Rural de Argentina. La conformación representa las condiciones que posee la estructura del animal que...
Columna de opinión, Dr. Jorge Manuel Genoud, Médico Veterinario, asesor Veterinario (equinos) de la Sociedad Rural de Argentina.
La conformación representa las condiciones que posee la estructura del animal que estamos observando en ese momento. Esa contextura corporal está basada en la distribución de distintos elementos, como por ejemplo los rasgos de su aspecto general con sus diferentes regiones anatómicas características, el esqueleto y las masas musculares que lo realzan y le dan soporte. Todos ellos brindan la imagen de solidez y organización de ese organismo que le permitirían poder cumplir eficazmente con una función o propósito específico.
No hay una conformación o estructura física “ideal” que permita ser individualizada y destacada para ser aplicada por igual a todas las razas o tipos de caballos, sino al contrario los rasgos que caracterizan a un determinado animal dependerán de la raza, trabajo o deporte que realice ese equino.
Ciertas razas tienen una conformación típica que las individualiza y las hace sobresalir, han sido seleccionadas por esa forma y porque la misma les permite realizar su función sin problemas, como por ejemplo el Pura Sangre de Carrera donde debe ser un animal dotado de velocidad y rapidez en las pistas o la del Percherón u otras destinada a Tiro, que por su notable base ósea y muscular, están destinados a realizar un trabajo de fuerza como es la tracción.
Una conformación correcta identifica a ese caballo, como poseedor de un cuerpo organizado y con un soporte físico adecuado para realizar su actividad sin mayores complicaciones, se presentará bien alineado y no estará expuesto a lesiones previamente relacionadas con ciertas falencias constitucionales. Una estructura apropiada, resalta al animal que la posea, demuestra solidez, fortaleza, una agradable apariencia externa y da la sensación que lo hace sobresalir frente a otros.
La altura o alzada de un caballo permite describirlo e identificarlo primariamente. Es básicamente una manera de expresar numéricamente su tamaño y nos ayuda a expresar su conformación.
La aptitud de un animal para realizar un destino específico es fundamental en todo caballo que se selecciona para una labor concreta. Sumada a una acertada conformación, constituyen dos cualidades muy anheladas y deseadas por su criador o dueño. Siempre es apreciada su belleza física, pero debe estar acompañada por esa virtud funcional, que le permitan destacarse en su cometido.
Para toda actividad es imperioso la presencia de una conformación normal, pero si luego de una evaluación general del caballo (realizada desde distintos ángulos) reconocemos defectos en su estructura física, representa un mal pronóstico porque dichas imperfecciones son un impedimento para que el cuerpo esté naturalmente equilibrado. Lo privarán de esa imagen de armonía deseada y dificultarán que el peso de ese equino se distribuya de un modo parejo en su cuerpo y extremidades.
Un animal con una conformación incorrecta o defectuosa, expondrá a la posibilidad de mayor susceptibilidad a padecer alteraciones. La posibilidad de la aparición de las mismas y su frecuencia, estarán directamente relacionadas con el tipo de anormalidad que presenta y con la intensidad o grado de trabajo que ejercita.
Una estructura física normal requiere una correcta línea de aplomos o sea la dirección que tienen esos miembros en relación con el piso y el cuerpo. Un animal con aplomos incorrectos evidencia fragilidad, es factible que se creen en él mayores condiciones para que se instale una lesión aguda o crónica, porque los componentes del aparato osteomuscular están desordenados, el cuerpo no mantiene una postura de equilibrio, nos da la impresión de un aspecto endeble, y cuando realiza un trabajo físico de variable magnitud seguramente tendrá mayores posibilidades de lesionarse.
Al seleccionar un animal, debemos observarlo íntegramente y con detenimiento, evaluando todos los aspectos. Siempre es conveniente elegir un animal que se distinga por tener una correcta estructura física, con un correcto desarrollo óseo y muscular, con una buena salud, sin lesiones visibles, dotado de una apropiada conformación, ágil y además debemos cerciorarnos que demuestre esa aptitud tan necesaria para poder cumplir con su función.
Para tomar una decisión correcta al momento de evaluar positivamente a un animal, debemos “impresionarnos” gratamente con su conformación, belleza física, aptitud, ductilidad de sus movimientos, caracteres y estándares raciales si los tiene, por el tipo de animal, salud o por la ausencia de lesiones externas. Toda esa reunión de cualidades nos dará una percepción de solidez, resistencia, poderío y capacidad anhelada.